Desde
que se confirmó la noticia del fichaje de Jorge Jesus al Sporting, apenas ha
habido otros temas de debate en el fútbol portugués. El hecho de ver al técnico
de Almada con el león en el pecho todavía no parece haber sido digerido completamente
en la otra orilla de la segunda circular, y a lo largo de todo el año ha habido
acalorados “cambios de impresiones” entre dirigentes de los tres grandes que ha
acabado derivando en una “guerra soterrada” de fichajes entre ellos con el
equipo de Alvalade siempre en el ojo de la tormenta.
Tanto
ruido mediático y social han eclipsado una realidad que, con la mitad de la
temporada superada, parece más que evidente, con el Sporting encaramado en la
primera posición de tabla clasificatoria: el salto de calidad y competitividad
de los leones es evidente, son claros candidatos al título de liga y no va a
ser fácil que sus rivales no sólo logren superarlos en la clasificacion sino en
sus duelos directos.
El “especial”
carácter de Jesus, impide ver, en muchas ocasiones, el bosque de su enorme
trabajo en Alcochete. Su apodo, más o menos irónico, de “mestre da tática”
tiene más sentido que nunca en este caso y, sobre todo, la característica que
define al extécnico del Benfica: su capacidad de convicción. Trabajar y cambiar
la cabeza de sus jugadores y el alma del propio equipo lisboeta. Jesus tiene la
inusual capacidad de convencer a sus jugadores de que pueden ganar todas las
competiciones, de convertir un equipo acostumbrado a dejar buenas sensaciones
en un tercio de la temporada y a desaparecer en las grandes citas en un grupo motivado
y competitivo.
Inestabilidad institucional. ¿Cuál es el proyecto?
Cúando
Bruno de Carvalho llegó a la presidencia del club después de la breve etapa de
Godinho Lopes, el Sporting vivía una etapa de dificultades económicas que le
impedían acceder al mercado con garantías, y que coincidió con un omento en el que FCPorto y Benfica realizaban
importantes transferencias de jugadores que los convertían en un escaparato
obligado para todos los equipos europeos.
Godinho
Lopes intentó emular a sus dos rivales acudiendo al mercado sudamericano o al
de los Países Bajos para buscar jóvenes promesas que se pudiesen revalorizar en
el equipo lisboeta. Pero prácticamente ninguno de estos jugadores ha tenido
éxito en el club. Bruno de Carvalho ha nadado entre dos aguas a la hora de
confeccionar el equipo, buscando en mercados emergentes (MLS) y a la vez tentando
a jugadores de cierto renombre para que aporten fútbol y experiencia. Pero ni
el marcado es sencillo ni el club ha acabado tampoco de acertar ni en el campo,
ni en los banquillos.
Así
que después de la tormentosa relación con Marco Silva, desde la zona noble de
Alvalade se ha empezado esta nueva casa por el banquillo. Y ahí aparece Jorge
Jesus, como líder del vestuario, para empezar. Y, claro que sí, es
absolutamente innegable, como cuchillada a su gran rival.
Otra cosa muy distinta es la polémica constante que hay alrededor del presidente, declaraciones, contradeclaraciones, opiniones, broncas.... y ¿qué es lo que hace el presidente de un equipo en el banquillo y no en el palco, que es su sitio?
Lo cierto es que analizar la presidencia de Bruno de Carvalho daría para mucho más de lo que aquí se intenta exponer.
¿A qué juega el Sporting?
Aunque
en los últimos años no han dominado las categorías juveniles como antaño, la
Academia de Alcochete no ha dejado de fabricar buenos jugadores que en las
últimas temporadas se han ido incorporando con más o menos minutos al primer
equipo leonino. Es cierto que no ha salido un jugador que marque las
diferencias, pero sí han producido jugadores de excelentes condiciones a los
que sólo les faltaba romper al primer nivel. Nadie dudaba de la calidad de
Adrien Silva o de João Mário, sin embargo la indolencia del equipo parecía
afectarles a ellos, capaces de hacer exhibiciones de primer nivel y de diluirse
el resto de la campaña. Jesus les ha dado galones y entregado las llaves del
equipo y su rendimiento ha crecido exponencialmente y con regularidad, que era
el gran déficit del equipo.
Además
de superar a sus grandes rivales en los duelos directos, este nuevo Sporting se
ve en partidos atascados, como el de la pasada jornada frente a la Académica,
solventados con oficio en un mal partido cuando en temporadas precedentes, con
suerte, hubieran acabado empatando un partido en el que mostraron una
superioridad frente a su rival que no supieron concretar en el campo. El
Sporting compite, cree, y además juega. Eso es una evidencia.
No
tiene sentido que Jorge Jesus convierta al Sporting en una réplica de su
Benfica campeón. Sus mimbres en Alvalade son distintos. El Sporting es más
poderoso por el centro que por bandas, y solventa la falta de figuras de
relumbrón, tanto en el juego como en ascendencia en el vestuario, con un bloque
más compacto muy comprometido con las ideas de su técnicos y ciertos jugadores
asumiendo un rol más relevante que en años anteriores (Patricio, Adrien, João
Mário, el propio Slimani)
Los
fichajes de jugadores con experiencia, Barcos, Aquilani… muestran la búsqueda
de referencias en el vestuario leonino, jugadores acostumbrados a convivir con la
presión y a descargar a otros compañeros de esa exigencia de comandar el
equipo. Jesus asume todo el protagonismo fuero del campo, pero necesita la
coartada del césped para seguir manteniendo su discurso en las salas de prensa.
Presente inmediato y futuro cercano.
La
mejor carta de presentación para el proyecto de Jorge Jesus es ganar, y esta
temporada está más cerca que nunca en los últimos años de conseguirlo. Por
juego, por fortaleza y, tampoco podemos negarlo, porque FCPorto y Benfica no están
al nivel de otros años o, para decirlo de otro modo, viven una etapa de
transición.
Ganar
implica dar un golpe encima de la mesa. Presentarse en primer plano y tener crédito
para el futuro. Quedarse a las puertas podrá verse de dos formas: un prometedor
inicio de un futuro mejor, o una oportunidad perdida que no se podrá recuperar.
Para
el aficionado imparcial, el regreso del Sporting es la mejor noticia posible
para disfrutar de la Liga NOS de una forma que hacía años que no se disfrutaba
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